Hablar de la riqueza folclórica de mi tierra es adentrarse en un universo de sonidos, melodías y ritmos que forman parte de la esencia misma de la cultura de mi país. Como músico, compositor y cantante, es para mí un honor poder llevar en mi voz y en mi guitarra los acordes de las tradiciones que han sido transmitidas de generación en generación.
Hay algo que caracteriza a mi país y es su enorme diversidad cultural. Con más de 60 etnias y lenguas distintas, nuestro país es una verdadera caja de sorpresas musicales. Cada región, cada grupo étnico, posee su propia música, su propia danza y su propio folclore.
Desde la música de los Andes hasta la música de la costa, pasando por la música afroperuana, la música amazónica y la música criolla, la oferta musical de mi país es tan variada como colorida. Pero más allá de las diferencias regionales, todas estas músicas tienen algo en común: son el resultado de la mezcla de distintas culturas que se han fusionado a lo largo de la historia, haciendo de nuestra música un reflejo de nuestra identidad mestiza y multicultural.
El folclore es la expresión más pura de la cultura popular de un pueblo. Es la música que ha sido creada y transmitida de generación en generación, y es por eso que tiene un valor incalculable para la identidad de mi país.
Cada danza, cada canto, tiene una historia detrás que está ligada a la historia de mi país. Son expresiones artísticas que han servido como medio de expresión para los pueblos originarios y que han sido adoptadas y adaptadas por los mestizos que conformamos la mayoría de la población.
Es importante mencionar que el folclore no es algo estático y rígido, sino que se nutre constantemente de nuevas influencias y tendencias. Así, por ejemplo, el criollismo, que es una de las manifestaciones musicales más populares de mi país, ha incorporado elementos del jazz, del bolero y del tango, creando una música rica en matices y en fusión de estilos.
Como músico folclórico, tengo un compromiso con mi tierra y con su cultura. Mi misión es transmitir en cada nota y en cada verso la esencia de lo que somos, de las raíces que nos conforman.
Para lograr esto, es importante conocer y respetar las tradiciones. La música folclórica no es algo que se pueda improvisar, sino que demanda un conocimiento profundo de los ritmos y de las melodías propias de cada región. Por ello, es fundamental investigar y estudiar las raíces, así como conocer a los maestros que han contribuido a enriquecer el acervo musical de mi país.
Pero más allá del conocimiento técnico, el músico folclórico debe tener un profundo amor por su tierra y su cultura. Es a partir de esta conexión emocional que se puede transmitir la pasión y el sentimiento que hace de la música folclórica una de las expresiones artísticas más auténticas de mi país.
La música folclórica es parte de nuestro patrimonio cultural y debe ser mirada con orgullo por todos los peruanos. Es nuestra responsabilidad preservarla y difundirla para que las nuevas generaciones puedan conocer y valorar la riqueza de nuestra cultura.
Es por eso que es importante que se siga promoviendo la enseñanza del folclore en las escuelas y que se fomente su inclusión en la programación de los principales eventos culturales del país.
La música folclórica es una muestra de nuestra diversidad y de nuestra riqueza cultural. Es una forma de mantener viva la historia y las tradiciones que nos han conformado como pueblo. Y es por eso que me enorgullece ser músico, compositor y cantante de la tierra que me vio nacer, y poder llevar en mi voz y en mi guitarra el espíritu de mi pueblo y mi cultura.